Todo el mundo sabe que la SAL ha sido durante milenios el gran protagonista del desarrollo humano. Todo el mundo sabe incluso que salario viene de sal. Pero esto no es más que la punta del iceberg. Lo de la sal es mucho más gordo. La sal es la gran protagonista no sólo de nuestro desarrollo histórico, sino también de nuestra evolución. Gracias a la sal, el hombre pegó el gran salto de la especie Neandertal, a la especie Cromañón, conocida hasta hace poco como la especie Homo Sapiens sapiens. Y como si todo esto no fuera nada, la modernidad, después de adulterarnos bárbaramente la sal, nos dice que hemos de reducir drásticamente su consumo, condenándonos a un peligrosísimo retroceso biológico.
Los 12 talleres están destinados a dar cumplida explicación de todo eso y a desarrollar de forma práctica el enorme potencial de la sal que conocieron nuestros ancestros. Se trata de un arte culinario muy singular, en el que la sal auténtica, sin degradar, es la gran estrella. El punto de partida será el agua de mar, que es la fuente de la que procede la sal integral.
Aunque parezca mentira, sin sal no hay historia del hombre. O dicho de otro modo: si sacamos la sal de la historia de la humanidad, ésta da un cambio descomunal, queda irreconocible. Por quedarnos en nuestra historia más próxima, las primeras salinas de las que tenemos noticia son las de Ostia, la ciudad portuaria de Roma, de la que partía la Via Salaria (primera de las vías romanas) de la que partía el comercio de la sal para todo el imperio. Sin sal, no había imperio; y sin salario no había ejército. La verdad es que la sal fue durante milenios el mineral de más valor para la humanidad. Tanto, que durante milenios fue la moneda más estable y más universal. Y eso sólo para empezar. Porque fueron capitales las guerras de la sal, las ciudades que se fundaron sobre ella, su utilización preferentísima en farmacia, su empleo ritual, y para llegar al final, su degradación hasta convertirla en veneno.
Lo más importante que he hecho en mi vida ha sido tener y criar cuatro hijos, al tiempo que con unos horarios de lujo, me dedicaba a la docencia del latín y el griego. Y ahora, lo más importante que hago es vivir la vida de mis nietos: les estoy construyendo una mansión de ensueño con madera reciclada, recogida en la calle. Otra gran pasión. Todo ello en el entorno del estudio y potenciación del agua de mar y de la sal (la de verdad).
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