Todo el mundo sabe que la SAL ha sido durante milenios el gran protagonista del desarrollo humano. Todo el mundo sabe incluso que salario viene de sal. Pero esto no es más que la punta del iceberg. Lo de la sal es mucho más gordo. La sal es la gran protagonista no sólo de nuestro desarrollo histórico, sino también de nuestra evolución. Gracias a la sal, el hombre pegó el gran salto de la especie Neandertal, a la especie Cromañón, conocida hasta hace poco como la especie Homo Sapiens sapiens. Y como si todo esto no fuera nada, la modernidad, después de adulterarnos bárbaramente la sal, nos dice que hemos de reducir drásticamente su consumo, condenándonos a un peligrosísimo retroceso biológico.
Los 12 talleres están destinados a dar cumplida explicación de todo eso y a desarrollar de forma práctica el enorme potencial de la sal que conocieron nuestros ancestros. Se trata de un arte culinario muy singular, en el que la sal auténtica, sin degradar, es la gran estrella. El punto de partida será el agua de mar, que es la fuente de la que procede la sal integral.
El formato primigenio de la sal es el AGUA DE MAR, a la que podríamos llamar “sal líquida” o “sal primitiva” o “matriz de la sal”. Teniendo en cuenta que la sal tal como la entendemos es el residuo seco del agua de mar, es decir el extracto de los minerales que ésta contiene, hemos de entender que el residuo seco de cualquier otra agua, especialmente las que llamamos aguas minerales, es “la sal” que éstas contienen; y que esa es su riqueza diferencial. Si descendemos hasta el agua de mar más suave (la que se rebaja hasta alcanzar nuestra salinidad biológica), lo que obtenemos es el AGUA ISOTÓNICA, la que alcanza los 9 gramos por litro, es decir de igual (iso) salinidad que nuestro cuerpo: el residuo seco de nuestra agua corporal, lo constituye, en efecto, una sal compuesta por multitud de minerales, cuyo peso es de 9 gramos por litro. Y sea cual sea el formato de la sal (líquida, salmuera o en polvo), su objetivo es mantener nuestra salinidad en esos 9 gramos por litro, con la variedad mineral que nos ofrece el agua de mar.
Lo más importante que he hecho en mi vida ha sido tener y criar cuatro hijos, al tiempo que con unos horarios de lujo, me dedicaba a la docencia del latín y el griego. Y ahora, lo más importante que hago es vivir la vida de mis nietos: les estoy construyendo una mansión de ensueño con madera reciclada, recogida en la calle. Otra gran pasión. Todo ello en el entorno del estudio y potenciación del agua de mar y de la sal (la de verdad).
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